El cine como entretenimiento nace de la mano de la imagen en movimiento y construye su sentido a partir de las acciones que se desarrollan en la pantalla. Al inicio, en el llamado Cine Primitivo (Burch, 1987), los pioneros del séptimo arte tomaron como base de su representación la mímica de los melodramas teatrales para poder generar en el público un entendimiento de los sentimientos,sensaciones y emociones de los personajes, pues la ausencia de sonido hacía que la historia se desarrollara netamente a partir de las acciones y gestualizaciones de los personajes. Con el tiempo llegó el sonido de la mano del filme The Jazz Singer (Hollingshead & Zanuck, 1927), y con éste la carga de palabras y diálogos que dieron por terminada una época dorada del cine llamada "Cine Mudo" (Bordwell y Thompson, 1995).
El cine comienza entonces su periplo histórico en el que finalmente se establece el lenguaje audiovisual y lo sonoro pasa a ser una parte vital de la narración. Las salas de cine se llenan de filmes con palabras, y el sonido se instala como parte del lenguaje del cine.
Se deja atrás la mímica, gestualidad y el exclusivo desarrollo de la trama a partir de la acción de sus personajes, para centrar parte de las historias en los diálogos. Desde ese momento se deja por fuera del espectro comunicativo a las personas sordas que, hasta entonces, podían seguir una trama a partir de las acciones. (Vidal, 2008) En la Colombia actual, hay una creciente preocupación por la forma en que las personas sordas asumen esa relación comunicativa con el mundo audiovisual, bien sea con el cine o la televisión. Existen programas del Gobierno (Ministerio de Tics) como Cine para Todos, sin embargo, en el espacio comercial, las distribuidoras y las productoras parecen ignorar el hecho de que hay personas sordas para quienes el cine resulta un espectáculo que no los incluye o toma en cuenta con la importancia que debería hacerlo. Las aplicaciones y facilidades actuales para acceder al cine en este grupo poblacional son la excepción, son pocas y no continuas. En países europeos inclusive se aprovechó la entrada de la TDT para establecer “... la inclusión de la lengua de señas como política pública, y a partir de ahí generar una serie de leyes relacionadas con la inclusión de este grupo poblacional en la recepción de cine y televisión”.(Utray, 2009.p. 118)
En la actualidad, continúa siendo una preocupación secundaria la forma en que las personas sordas asumen esa relación comunicacional con el mundo audiovisual, bien sea con el cine o la televisión. Existen programas del gobierno como Cine para Todos,del que hace parte el proyecto ya mencionado de "Cine Incluyente" desarrollado por la Universidad Santiago de Cali, pero en el espacio comercial, las distribuidoras y las productoras parecen ignorar el hecho de que hay personas sordas para quienes el cine resulta un espectáculo que no los incluye o toma en cuenta con la importancia que debería hacerlo. Ni como espectadores, ni como protagonistas de las historias, y mucho menos como productores de sus propias historias. Es por eso que se hace necesario preguntarnos sobre las formas en que este grupo poblacional desea representarse a sí mismo en sus historias audiovisuales. ¿Qué historias querrían? ¿Qué tipo de personajes? ¿Colores, movimientos de cámara, montaje, diseño? Para ello, este proyecto se hace la siguiente pregunta: